domingo, 8 de noviembre de 2009

MIEDO A LA PRENSA Federico Escobar Álvarez

Las frecuentes declaraciones de algunos ministros de Estado son quejas de supuesta “guerra mediática” que estarían haciendo al Gobierno ciertos medios de comunicación social. Creencias que dan la impresión de que la Prensa debería hablar bien y dando loas constantes a los gobernantes. No es que los medios estén en contra del Gobierno, lo que pasa es muy simple: los periodistas informan los sucesos de una manera objetiva del hecho, dejando a los comentaristas la interpretación del suceso. Si son muchos los errores y pocos los aciertos entonces parecerá un constante ataque, pero no es tal, simplemente es la transferencia de los hechos y dichos de nuestras autoridades, obedeciendo al juego democrático acompañado de la confrontación de ideas y los consensos para lograr el bien común. Si esos ministros que temen tanto a la prensa o cualquier autoridad no desea críticas eviten cometer errores, desistan de mentir y manipular a buena parte de la población, si actúan con transparencia no habría malas noticias ni comentarios indeseables. Demasiada gente en el Gobierno pretende dar cátedra a los medios y por ende a los periodistas, inclusive estarían felices si fuésemos incondicionales del Gobierno de turno con ese servilismo característico de aquellos medios oficialistas que echan loas a las estulticias gubernamentales, la queja de los gobernantes de la Prensa es infundada, lástima que las excepciones no tengan el brillo que los gobernantes pretenden poseer e imponer a las masas privadas de una conciencia crítica. Cómo se podría aplaudir la toma de tierras por parte de los simpatizantes del oficialismo, debemos condenar porque originan una lucha insulsa entre hermanos, o comprar un satélite espacial sacrificando la economía de los municipios y de otros sectores. Esas declaraciones frecuentes de ministros y del propio Presidente da la sensación de que un periodismo libre les estorba, lo que sucede solo en regímenes totalitarios como el de Venezuela y otros países que sueñan con un socialismo siglo XXI comprando el apoyo de sus Fuerzas Armadas y la manipulación de masas para vitorear a los presidentes de turno. Un socialismo con los bolsillos llenos de billetes entre los mandantes y vacios en la gente. XXX

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