viernes, 16 de julio de 2010

EDUCAR PARA VIVIR BIEN Federico Escobar Álvarez

Sabemos que La educación y la instrucción escolar son fundamentales en el desarrollo, lo primordial es que esa educación brinde instrumentos que ayuden a solucionar los requerimientos en una coexistencia humana, sin antagonismos. En un país que cambia necesitamos una instrucción transformadora. Dar pasos que muestren, por lo menos en la forma, para que nuestra visión de patria se haga realidad. Hasta el momento la tendencia es realizar cambios educativos sin tomar en cuenta a los estudiantes, queremos reformar desde el punto de vista de estructuras que muchas veces son contrarias al crecimiento humano, por ejemplo aun no concebimos el “año escolar” sin sus doscientos días hábiles de trabajo, con eficiencia. No forjamos la manera de tener las vacaciones finales en los meses de intenso frío y comenzar las clases en agosto, en lugar de hacerlo por tradición colonial en febrero. Así no sacrificamos a los alumnos con su permanencia en aulas frígidas y pasando clases aún a oscuras, por los días cortos del invierno.
Todo es cuestión de voluntad y obrar en función del sujeto de la enseñanza/aprendizaje. Hablamos encasillándonos en teorías alejadas de las diversas realidades. Por ejemplo existen colegios donde pregonan principios muy bonitos pero el horario se hace en base a la ocupación en otros colegios de los docentes y no así de las necesidades del alumnado. La educación tiene que lograr personas que alcancen el bien común, gente que piense más en servir a sus semejantes, personas con habilidades para solucionar positivamente los desafíos de la vida, líderes que no limiten sus iniciativas al bloqueo o a la huelga de hambre para logar satisfacer sus necesidades.
Es necesario comenzar el cambio con la parte formal, para luego cambiar el fondo. Hay trabajos sobre el tema que probablemente estén archivados en los anaqueles de gente con buena voluntad pero que por razones políticas no plasman en realidad. XXX

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