lunes, 26 de septiembre de 2011

CUIDEMOS AL SER HUMANO Federico Escobar Álvarez




Una marcha de personas, por defender su modo de vida natural, fue minimizada por declaraciones de ciertos gobernantes que pierden el tiempo en recabar documentación para “demostrar” que esa caminata estaría atentando contra el Estado, o sacando información para mostrar con quienes hablan los dirigentes indígenas, que no lo hicieron con un general de Policía vinculado fuertemente con el narcotráfico, empeorando la situación con la declaración del Presidente quien dijo que no irá a hablar con los marchistas por “falta de tiempo”, cuando cuenta con tiempo para encuentros de fulbito inaugurando campos deportivos en algunos municipios, como si este Estado viviera del culto al balón, priorizando la “pichanga” al sacrificio de seres humanos de todas las edades, son las paradojas de los tiempos “de cambio”. Es impresionante que Evo Morales muestre temor a sus propias bases al no dialogar en el sitio sobre un atentado al medio ambiente. Probablemente su alta investidura le impide comunicarse con su pueblo alejándose de sus necesidades, corroborando la diferencia abismal entre la teoría y la práctica, cuan lejano quedó el día cuando un elevado porcentaje deseaba un cambio no solo de personas en un sistema corrupto para salir de ella y construir una sociedad justa. Ahora pareciera que la ambición por el poder alejó a nuestros gobernantes de ése socialismo al que querían llegar, pusieron el poder como objetivo y buscan la manera de mantenerse en él por todos los medios, andan perdidos en el mundo de la demagogia, alejándose de la realidad con afirmaciones fuera de la verdad histórica, aumentando las pegas para sus seguidores y abriendo las cárceles para los opositores.
Esperamos que mientras lea este comentario hayan solucionado el conflicto mediante una salida inteligente sin perjudicar para nada el Territorio Indígena del Parque Isiboro Sécure (TPNIS) y de sus habitantes que caminaron apoyados por líderes de otros pueblos indígenas del altiplano y de los valles. El “diálogo” no impone ideas de gobernantes, sino escuchándose mutuamente en busca de soluciones. Dejen las exigencias de las transnacionales y de quienes avasallan ese territorio como los colonos, cocaleros, madereros y otros depredadores de la Madre Tierra, sin importarles el futuro, gobernar tiene que ser un arte para buscar el bien de todos.
Nadie se opone a la construcción de carreteras, pero respetando el entorno de todas las especies y del ser humano. Es tiempo de practicar el discurso del encuentro mundial en Tiquipaya, los planteamientos llevados a Cancún. Hay intereses más sublimes que el desarrollismo y es que no perdamos nuestra humanidad. XXX

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