domingo, 14 de agosto de 2011

BUSCANDO VOTOS Federico Escobar Álvarez



Nuestra Constitución Política del Estado en el artículo 2 habla con claridad de la existencia pre colonial de las naciones y pueblos indígenas y en el Art. 5 reconoce sus lenguas, entre las que no figura el “yuracaré-moxeño”, que son dos idiomas diferentes. La asimilación forzada para crear una etnia sin lenguaje propio tampoco cultura milenaria, como la que hicieron con la “comunidad yuracaré-moxeña”, es simplemente una imposición con ribetes colonialistas, en busca de votos. El grupo humano o pueblo yuracaré-mojeño es demasiado joven en comparación con la Yuracaré o el pueblo de Moxos, formado por la mezcla natural de razas. Hay peligro de seguir “creando” cientos de “naciones” basadas en esa mixtura racial, discriminadora, por diferentes causas y que se dan generalmente en las fronteras o por colonización, gracias a la interacción social de pueblos vecinos o invasores, dándose también por costumbres para conseguir pareja. Como lo dijimos, existe el pueblo Yuracaré y el pueblo Moxeño con identidades propias cada una, un lenguaje de comunicación e idioma propio, con una temporalidad precolonial. Al intentar crear una raza yuracaré-moxeña, están atentando al derecho de la autodeterminación de ambos pueblos y todo por lograr un curul en la Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz, dejando a otros pueblos legítimos sin representatividad, reiteramos solo por tener un voto más. Es vergonzosa esa actitud de manipulación partidaria. El conglomerado “Yuracaré-Moxeño” tampoco cuenta con un idioma o lenguaje propio que lo identifique como pueblo, es tan joven que su existencia no pasa de las seis décadas. No existen las condiciones históricas ni culturales como para reconocer a esa mezcla racial como pueblo indígena. Si algunos antropólogos se manifestaron a favor de esa neo etnia tendrán que reconocer otras cien etnias conformadas por el fenómeno de la mezcla racial entre pueblos indígenas, especialmente en zonas del oriente boliviano y las fronteras con el Brasil y el Paraguay, sin hablar de los tobas argentinos con el hombre y la mujer guaraní.
Si tanta es la angurria de poder deben dejar sus actitudes circenses y de una vez declararse dictadores totalitaristas, así veremos si la gente les aguanta. Por respeto a nosotros mismos y a las comunidades Yuracaré y Moxeño, nuestros gobernantes están obligados a corregir sus errores, especialmente en los aspectos que atentan la Constitución que se comprometieron cumplir y hacer cumplir. Los asesores de nuestros gobernantes y legisladores están obligados a profundizar su investigación con referencia a las naciones indígenas antes de incurrir en equivocaciones que perjudican la representatividad de los pueblos. XXX

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