domingo, 14 de agosto de 2011

PANDILLAS EN COLEGIOS Federico Escobar Álvarez



Las pandillas, entre los estudiantes de colegio alarma por su tendencia a constituirse en bandas delincuenciales. Lo que espanta es que dentro algunos colegios de prestigio, especialmente de los denominados “cristianos”, “Católicos” o de “convenio”, es donde hay más pandillas formadas. Da la sensación de que algunas unidades educativas se quedaron en las puras apariencias sin cuidar la integridad del ser humano. Están más enfrascados en saber si los padres de algún estudiante está “bien casado, por la iglesia” o no. Y otras prácticas ajenas a la formación integral de los jóvenes y señoritas enfatizando en lo superficial como las apariencias. Los valores parecieran no existir para una mayoría de docentes. Rige el “todos lo hacen así”, por tanto, “lo haremos”, justificando el dicho: “mal de muchos, consuelo de tontos”.
Estudiante que desea pertenecer a una pandilla cumplirá ciertos ritos y mandados que generalmente atentan contra la comunidad, la integridad personal, además de robar y pintarrajear muros. Quien pertenece a una pandilla dentro un colegio generalmente es el pícaro del curso, y esto no es discriminar sino una realidad, cuando se lo descubre amenaza y prepara la venganza que generalmente es con otros miembros de su pandilla para agredir.
Las Juntas Escolares, mientras puedan, realicen un control social sobre la educación, especialmente en los colegios de prestigio donde proliferan las pandillas sin que se den cuenta los profesores ni los padres de familia. En la pandilla es donde comienza la adicción al alcohol y el consumo de estupefacientes. Mientras no se destruyan las pandillas en los colegios será difícil combatir el alcoholismo o la drogadicción, para mantener esos vicios necesariamente tienen que realizar actos ilícitos como el asalto, el fraude y otros. Nos quejamos de la inseguridad ciudadana pero no hacemos nada para combatir la formación de pandillas al interior de los colegios que más tarde serán los grupos de delincuentes que atenten contra la seguridad ciudadana.
Estamos obligados a detectar y desbaratar esa lacra social. Tenemos que retomar los viejos valores de Alipio Valencia Vega en cuanto a instrucción cívica. La moral cristiana deberá ir más allá del culto, debemos fortalecer la relación del ser humano con Dios, retomando los mandamientos cristianos. Estar alertas ante cualquier síntoma de formación de pandillas, especialmente en los estudiantes en cuyos hogares hay carencia de amor o de vínculos estrechos. Los jóvenes, por lo general, replican los valores que asimilan de su familia. Mantengámonos alertas contra las pandillas, se presentan generalmente como un grupo inocente de amigos. XXX

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