domingo, 10 de abril de 2011

INSEGURIDAD CIUDADANA Federico Escobar Álvarez

La inseguridad ciudadana es preocupante en todo nuestro Estado Plurinacional, la Policía dejó de ser disuasiva, porque algunos de sus componentes forman parte de pandillas delincuenciales, menos mal que son pocos, las autoridades gubernamentales en sus declaraciones tratan de justificar lo inexplicable. Cuando algún ministro de la Iglesia se lamenta sobre el tema, de inmediato le salen al paso con “la Iglesia exagera sobre la inseguridad” en lugar de prevenir el crimen ya organizado. En Santa Cruz de la Sierra se acribillan a balazos como si se tratara de una película, en Quillacollo, los delincuentes, se dan el lujo de pintarrajear los muros de las viviendas con símbolos del lunfardo o coba delincuencial, para comunicar a su pandilla la actividad de los propietarios con la finalidad de robar y así siguen las actividades que sobresalta a la población, motivando a muchos aplicar la justicia de mano propia, aunque arbitraria.
Es un trabajo de la Policía brindar seguridad ciudadana. En algunos barrios los vecinos tienen que espantar a los delincuentes mediante rondas, lo que demuestra que la institución policial no abastece con la cantidad de delincuentes locales y extranjeros. La criminalidad va en aumento, las cárceles están repletas, las medidas cautelares sirven, en varios casos, para la venganza contra los denunciantes. Encontremos soluciones, las justificaciones a la prensa vienen sobrando, porque solo evidencian la incapacidad para combatir el crimen. Una de las fuentes es el tráfico de drogas, especialmente aquellos basados en la coca, esa hoja sagrada para algunos y para otros la causa para delinquir. Debemos erradicar de raíz ese arbusto para el narcotráfico, dejémonos de misticismos recién descubiertos y activemos una lucha frontal contra la narcococa. Ciudadanos y Policía podemos realizar un plan integral para combatir a la delincuencia, especialmente juvenil, que nuestras calles vuelvan a ser arterias seguras para nuestra movilización, sin sobresaltos, sin sospechas de cuanto “auto blanco” aparezca o desconfiando de toda persona que se cruza en nuestro camino. Tampoco justifiquemos con el discurso de que la inseguridad y la violencia no solo es de nuestro país, porque “mal de muchos, es consuelo de tontos”. Reconocemos el esfuerzo que hace la Policía pero con eso no basta, de alguna manera tenemos que frenar el crimen, la Gobernación está obligada de trazar estrategias conjuntas para brindar seguridad a la ciudadanía. Lo que reflejan los medios de comunicación sobre el tema es mínimo comparados con la realidad. No es necesario llegar a situaciones como las de México para recién actuar. Solucionemos el problema entre todos y de manera integral, cuanto antes mejor. XXX

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