miércoles, 15 de julio de 2009

VISIÓN DE PAÍS Federico Escobar Álvarez

Parafraseando el libro de los Proverbios 29:18, podemos afirmar que como pueblo carecemos de visión por lo que existe tanto desenfreno, especialmente en el quehacer político. Ni qué se diga con el aumento visible del narcotráfico, sin contar el producto no decomisado. Parte de ése desenfreno político es el traslado de seres humanos, del Norte de Potosí hacia las tierras de Pando y de ser posible cerca de Cobija. Si el Gobierno pretende una colonización de esa selva amazónica tendrían que mostrar un plan que explique que no solo se trata de tumbar árboles para lograr tierras de cultivo, sino que existe una visión de país en esa zona. Mientras eso no suceda pensamos que se trata de una “kollanización” del Norte amazónico de nuestro territorio solo con fines electorales, por ganar algunos puestos en la Asamblea Legislativa Plurinacional, para alcanzar su gran objetivo: realizar lo que les viene en gana, sin respeto alguno a la opinión y deseos de la gente citadina, todo en función de los cocaleros, así como esta diseñado en el proyecto de industrialización e inversión empresarial.
Esa ambición de quedarse en el poder a como dé lugar impide un análisis de la visión que tenemos como “un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías” como reza el artículo uno de la Constitución Política del Estado, transgredida en muchas oportunidades por los propios gobernantes.
El desenfreno político también repercute en el aumento de la delincuencia llevada al extremo o asesinar por una bicoca. La falta de visión de país hace que nuestros gobernantes piensen en mantenerse en el poder con una idea equivocada de revolución, especialmente en cuanto a la corruptela, los cargos que se otorgan en diferentes niveles por el aval político o por mantener relaciones amorosas clandestinas con algún/a Ministro/a de Estado, perdiendo el tiempo en dar explicaciones de que la cosa no es así. El famoso “cambio” solo benefició a unos pocos que no pasan de las setenta mil personas en todo el país y más de ocho millones contemplamos cómo deshacen aquello que costó tanto construir. Nilo Soruco dice: “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”. XXX

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